los engranajes del reflujo,
los cuerpos que abandonan las almohadas,
las sábanas, los besos,
y de pie ante el espejo interrogándose
cada uno a sí mismo,
ya no mirándose entre ellos,
ya no desnudos para el otro,
ya no te amo,
mi amor.
Julio Cortázar
Los relojes se suicidan en mi cuarto cada vez que dejo de nombrarte. Ellos saben que el tiempo sin tu voz es una llaga interminable. Y sin e...
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